sábado, 25 de junio de 2011

LA NIÑERA MÁGICA

LA NIÑERA MÁGICA
            Érase una vez en una casa, una mujer que se llamaba Rocío, que tenía una hija y una criada. Como la criada no tenía tiempo de cuidar al bebé entonces estuvo buscando por las páginas amarillas, lo intentó con la primera:
            ROCÍO: -¿Niñera?
            NIÑERA 1: -Sí, dígame.
            ROCÍO: -¿Querría trabajar en mi casa?
            NIÑERA 1: -No, no estoy de servicio ayer se murió mi madre.
            ROCÍO: -Ay, perdone, lo siento.
            También lo intentó con la segunda:
            ROCÍO: -¿Niñera?
            NIÑERA 2: -Sí, dígame.
            ROCÍO: -¿Le interesaría trabajar conmigo?
            NIÑERA 2: -No, lo siento, mi agenda está ocupada.
            ROCÍO: -Perdone,no quería molestarla.
            Hasta que dio con la niñera adecuada:
            ROCÍO: -¿Niñera?
           
            MAGDALENA: -Sí, dígame.
           
            ROCÍO: -¿Le interesaría trabajar conmigo?
            MAGDALENA: -¡Claro!, Me llamo Magdalena. Dígame su dirección.
            ROCÍO: -Avenida de la Paz, barriada Felipe II. Casamansión, ¿ok?
            MAGDALENA: -Ahora mismo voy para allá.
            En la casa de Magdalena.
            MAGDALENA: -¡Tengo que preparar la maleta!
            Magdalena empezó a meter sus cosas en la maleta, ah, y no puede olvidarse de su varita mágica.
            Al cabo de un rato en casa de Rocío.
           
            -Pom, pom, pom.
            DULCE: -Abro yo.
            DULCE:- ¡Hola!, niñera Magdalena. ¿Verdad?
            MAGDALENA: -Sí, efectivamente.
            DULCE: -Pase por favor. La señora la está esperando para tomar el té.
            La niñera Magdalena pasó, entonces la criada Dulce llevó su maleta hasta su habitación. Y después le trajo el té a la señora y a la niñera.
            ROCÍO: -Bueno vamos hablar de mi hija, se llama Rosa, pesa 2 kg y medio y duerme en una cuna.
            MAGDALENA: -Ajá, ajá, ok.
            DULCE: -Bueno Magdalena, le voy a enseñar su cuarto.
            La criada le enseñó su cuarto a la niñera.
            DULCE: -Aquí está su cuarto Magdalena. Si necesita algo me llama, no llame a la señora porque está en su trabajo. Ah y me llamo Dulce-. En ese momento la niñera abrió la maleta y empezó a tirar las cosas por los aires. Entonces la niñera encontró lo que buscaba. ¡Una varita mágica! Cogió la escoba y la hechizó e hizo que volara. Mientras que la niñera volaba, la criada estaba entrando en la habitación. -¡No está la niñera!- La criada corriendo llama a la señora de la casa:
            DULCE: -Señora, señora, la niñera no está, venga rápido.
            ROCÍO : -Ahora mismo voy para allá.
            En la casa cuando llega la señora:
            ROCÍO: -Bueno Dulce, ¿por qué tanta prisa?
            DULCE: -Venga, señora, apresúrese.
            ROCÍO: -Voy, voy.
            En el cuarto de la niñera:
            MAGDALENA: La,la,la,la,la,la.
            DULCE: -Mire señora, la niñera no está.
            ROCÍO: Dulce, ¿me ves?, es que la niñera está ahí. La próxima vez que me llames por esa tontería te llevo al manicomio.
            DULCE: -Sí señora.
            Al día siguiente pasó lo mismo pero algo peor, ¡La llevaron al manicomio! Y estas fueron sus últimas palabras fuera del manicomio:
            -¡Nooooooo! Esto no puede acabar así.
                                    Autora: Ainhoa Escudero Campos, 5ºB

No hay comentarios:

Publicar un comentario